El colegio es como el segundo hogar de un niño, ellos pasan gran parte del día allí, donde reciben formación académica y aprenden a sociabilizar. Una catástrofe natural como la que azota nuestro país rompe con una dinámica escolar que había sido cuidadosamente planificada por las autoridades educativas, esto exige replantear objetivos y establecer prioridades.

El estado emocional de un niño que vio colapsar su casa debido a un huaico y tiene a su familia a salvo de milagro, es lo más importante, destaca la psicóloga educacional y terapeuta familiar María Julia Cárdenas.

Es cierto que la suspensión de las clases escolares en las zonas más afectadas por El Niño costero, representa un retraso considerable; sin embargo, las opciones para la recuperación del tiempo perdido no puede privilegiar el hecho de cumplir con el currículo.

«Es más importante la recuperación emocional que la cantidad de conocimientos. Sacrificar las vacaciones y pretender recuperar todo, sería como decir que no importa lo que pasó antes. Siempre hay un efecto secundario, una consecuencia y un sacrificio. La recuperación de clases debe ser bien pensada y no tan exigente», dice la especialista.
Hay que tomar en cuenta que los niños damnificados presentan los efectos de un estrés postraumático que genera en ellos algunos cambios emocionales:

– Se afecta su seguridad básica, tienen la sensación de ser amenazados por elementos externos y sienten más desconfianza.
– Sube la necesidad de lazos de dependencia de sus padres, crece su deseo de ser protegidos.
– Se pueden activar sentimientos de angustia, por miedo a una separación o abandono.
– Sienten temor a nuevos desastres y al caos.
– Pueden tener pesadillas y problemas para dormir.
– Dificultades para respirar.
– Se orinan en la cama.

Los padres deberían de observar los cambios de comportamiento del niño, para conversar con él y que pueda expresar sus traumas, miedos e inquietudes.
Y desde el colegio -señala la experta- se deberían abrir espacios de diálogo, donde los escolares puedan contar sus experiencias, apoyados en el juego y en dinámicas que promuevan la expresión oral. Hay un agente clave: «el maestro es una autoridad que enseña, que da reglas, pero también da afecto. Su rol es absolutamente importante”.

Según Cárdenas, las autoridades educativas deben considerar un criterio diferenciado de exigencia entre en el alumnado. «Hay niños que no tolerarán estar separados de sus padres, otros que sí, y al contrario encuentran un desfogue en el colegio».

También hay que evaluar las tareas escolares. «Hay numerosos niveles de afectación, niños que en casa no tienen ni una mesa. No hay que generarles estrés».

Entonces, la recuperación de clases debe ser planificada por especialistas que prioricen la salud emocional de los estudiantes. «Ajustar los temas del programa de cada curso, si eran 10 solo hacer 8 o acortar la materia…Tiene que haber un nivel de recuperación sobre el análisis del currículo, no pensar solo cuantitativamente. Por criterio de realidad, habrá que sacrificar algunos días y horas de las vacaciones, pero no puede anularse. Las familias también necesitan pasar un tiempo libre para volver a empezar», concluye la psicóloga.
FUENTE: RPP

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