Superando el miedo y el chantaje gubernamental, los venezolanos manifestaron masivamente el domingo su rechazo al régimen de Nicolás Maduro, votando en un plebiscito que podría conducir a un incremento de las protestas en las calles y al nombramiento de nuevas autoridades del Estado.

Al cierre de esta edición, los organizadores del evento no habían divulgado aún los resultados finales, pero cálculos extraoficiales colocaban el número de votos en vía de superar los 7.6 millones de votos que obtuvo Maduro en las elecciones del 2013.

Un grupo de personas participa en el plebiscito opositor del domingo 16 de julio de 2017, en el centro de Caracas (Venezuela). Nathalie Sayago EFE.

Con el resultado obtenido, la Asamblea Nacional, controlada por la oposición, ahora tiene el mandato de la población venezolana para nombrar un nuevo gobierno de transición, nuevos magistrados y nuevas autoridades electorales.

El resultado también le abre la puerta a la denominada “Hora Cero”, que llevaría a la población en resistencia a declarar una huelga nacional indefinida y a mayores acciones en la calle para forzar la salida de Maduro del gobierno.

“Pasamos a la etapa definitiva de lucha. Mañana amanece una nueva Venezuela y el pueblo hoy decidió conquistar la libertad”, expresó la dirigente opositora María Corina Machado al ejercer su voto.

En lo que fue declarado el mayor acto de desobediencia civil que se ha registrado hasta el momento, los venezolanos debían manifestar si rechazan los planes de Maduro de refundar a la República de Venezuela para convertirla en un Estado Comunal (un modelo de socialismo extremo) a través de una Asamblea Constituyente, cuyos integrantes serían escogido a dedo por el régimen.

Los venezolanos también debían decir si exigen o no a los integrantes de las fuerzas armadas, y a todo empleado público, que defiendan y hagan respetar a la actual Constitución, y si autorizaban a la Asamblea Nacional a que renueve a los poderes públicos, organice elecciones libres y forme un nuevo gobierno de unión nacional encargado de restituir el orden constitucional.

“Aquí hay un mandato y el pueblo está emitiendo un veredicto para que la Fuerza Armada Nacional cumpla con la constitución y ponerse del lado del pueblo”, manifestó Machado.

Las primeras autoridades en ser designadas podrían ser nuevos magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, organismo que está actualmente secuestrado por el régimen, y rectores imparciales del Consejo Nacional Electoral.

Un factor decisivo que podría definir los esfuerzos de los venezolanos por recuperar la democracia es si la comunidad internacional respalda los próximos pasos de la Asamblea Nacional en respuesta al mandato que acaba de recibir de la población venezolana.

El resultado del plebiscito también podría dejar una profunda huella en los cuarteles, y en especial entre los cuadros medios de las fuerzas armadas, donde existe un amplio descontento sobre la situación del país y un gran rechazo sobre a planes de Maduro de terminar por cimentar un régimen marxista en el país.

Los venezolanos acudieron a las urnas en momento en que el país cumple tres meses y medio de manifestaciones masivas de protestas, que han enfrentado una feroz represión gubernamental con un saldo de cerca de 100 muertos, cientos de heridos y miles de detenidos.

Maduro, cuya popularidad ronda por debajo del 15 por ciento, es acusado por la oposición y por la comunidad internacional de haber instaurado un régimen dictatorial en el país y depende cada vez más del miedo y de la represión para mantenerse en el poder.

La violencia gubernamental volvió a enlutar a la nación petrolera el domingo cuando bandas paramilitares ligadas al régimen abrieron fuego contra electores que hacían fila en el barrio capitalino de Catia, matando a una mujer e hiriendo a otras tres personas.

Videos tomados en Catia, una zona humilde anteriormente considerada un bastión del chavismo, muestran a una multitud huyendo, entre gritos de pánico y detonaciones, para tratar de refugiarse en una iglesia cercana al punto de votación atacado.

“No había pasado nada serio, nada grave, ninguna tragedia que lamentar, pero Maduro y su régimen vieron” una masiva participación en el plebiscito “y se aterraron”, dijo Machado en una rueda de prensa. “Estos grupos paramilitares actuaron a sus anchas, sin que los cuerpos de seguridad civiles y militares intervinieran”.

El estómago vacío, en medio de la peor crisis económica y de escasez de alimentos registrada en la historia moderna de Venezuela, ha alejado a los sectores populares del chavismo.

Entre los electores del domingo había muchos antiguos seguidores del fallecido presidente Hugo Chávez, muchos de ellos aguantando horas de sol para demostrar su descontento con Maduro.

“Necesito salir de este gobierno. Los apoyé, trabajo en una empresa del Estado, pero ahorita en mi casa no tengo leche para mi niña. Cada día comemos menos. Solo una vez a la semana puedo comprar carne”, dijo una de los electores a la agencia de noticias AFP.

En La Candelaria, en el centro de la ciudad, otra antigua fortaleza chavista, la fila de opositores abarcaba varias manzanas.

“Estoy aquí porque anoche no cené. Yo solo almuerzo, mijo, el dinero no alcanza. Y soy chavista, soy barrendero en la Marina y no me importa que me boten. Maduro se tiene que ir”, dijo Inocente Vivas, de 63 años.

Ciudadanos participan en la consulta popular promovida por la oposición el domingo 16 de julio de 2017, en Caracas (Venezuela). CRISTIAN HERNANDEZ EFE.

Este artículo fue complementado con los servicios cablegráficos de El Nuevo Herald.

Por Antonio María Delgado / adelgado@elnuevoherald.com

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