Emmanuel Macron. ERIC FEFERBERG AFP/Getty Images.

París


Emmanuel Macron celebra su victoria en las elecciones presidenciales de Francia este domingo 07 de mayo de 2017. Thibault Camus /AP.

Con la “Oda a la alegría” de Beethoven de fondo, Emmanuel Macron fue recibido por miles de franceses que gritaban su nombre frente a la pirámide del Louvre de París, donde él juró que servirá con amor a Francia.

La pirámide de vidrio y aluminio en la explanada del mítico museo parisino resplandeció con luces doradas cuando el presidente electo, de 39 años, arribó al escenario previsto para la ocasión.

“Esta noche, Francia ganó”, clamó ante aplausos y gritos de alegría el centrista proeuropeo, que se convertirá en el presidente más joven de Francia después de haber derrotado el domingo con más del 65% de los votos a la candidata ultraderechista Marine Le Pen en la segunda vuelta de las presidenciales.

“Todo el mundo nos dijo que era imposible, pero no conocen a Francia”, añadió con la pirámide a sus espaldas este joven que hace tres años era un completo desconocido, antes de jurar: “Te serviré con amor”.

Habla Macron despues de ganar

Poco después, su esposa Brigitte, una elegante rubia de ojos azules 24 años mayor que él, se unió a él en el escenario, sin poder contener las lágrimas.

“¡Gracias a todos aquellos que votaron por mí sin compartir nuestras ideas! Sé que no se trata de un cheque en blanco”, dijo, muy solemne en la explanada del museo del Louvre, antes miles de militantes congregados para celebrar su victoria electoral.

El joven centrista prometió que hará todo lo necesario para que los franceses “dejen de tener motivos para votar a los extremos”, en alusión a su rival, la ultraderechista Le Pen.

El futuro presidente liderará una Francia muy dividida políticamente entre las zonas urbanas (privilegiadas y reformistas) y las desheredadas (tentadas por los extremos). Macron, que no parece recular ante los desafíos, tiene varios por delante de gran calado como un desempleo endémico de 10%, la lucha antiterrorista y la crisis de la Unión Europea (UE).

Aunque Marine Le Pen, de 48 años, pierde por amplio margen, no es una derrota en toda regla para ella ni para su partido -el Frente Nacional (FN)- que ha convencido a entre el 33.9% y el 35% del electorado con promesas en contra de la inmigración y el euro. No sólo eso, sino que se ha hecho un hueco entre las principales fuerzas políticas del panorama nacional.

“Estaré al frente del combate” de las elecciones legislativas de junio, donde espera superar con creces los dos diputados actuales con una campaña contra la UE, la globalización, los inmigrantes y las “élites” en un país corroído por el desempleo y enlutado por una ola de atentados yihadistas.

Ambos candidatos mantuvieron una conversación telefónica “breve” y “cordial” antes de que se conocieran las primeras estimaciones oficiales, según el equipo de Macron.

La candidata Le Pen lo habría felicitado por su victoria en la segunda vuelta, al tiempo que consideró que el resultado de su formación ha sido “histórico”.

En apenas un año, desde que fundó el movimiento centrista ¡En Marcha!, Macron se abrió paso en un país en el que dos grandes partidos tradicionales de izquierda y derecha se alternaban en el poder desde hacía medio siglo.

Se los llevó por delante en la primera vuelta con un programa europeísta y liberal en temas económicos y sociales. Para la segunda partía con una ventaja holgada, reforzada en el debate con su rival, pero eso no le impidió un susto de último minuto, con un pirateo informático masivo de documentos cuyo origen se desconoce y que está siendo investigado por la justicia.

Muchos electores franceses lo respaldaron de mala gana, no porque concordaran con sus políticas, sino sencillamente para evitar que Le Pen y su partido Frente Nacional llegaran a la presidencia, temiendo su largo historial racista y antisemita.

Después de la campaña presidencial más estudiada e impredecible en la historia reciente de Francia, muchos electores rechazaron a todos los candidatos a la segunda vuelta. Los encuestadores proyectaban que los electores franceses dejaron la boleta en blanco, o la anularon, en cifras récord.

La victoria de Macron es la tercera vez en seis meses —después de las elecciones en Austria y Holanda— que los electores europeos rechazan a populistas de derecha que querían volver a erigir fronteras en Europa. La elección de un presidente francés que defendió a capa y espada la unidad europea también pudiera fortalecer la postura de la UE en su complejo divorcio de Gran Bretaña.

Para el mundo estas elecciones son un termómetro que mide la fuerza de los populistas y toma el pulso a la Unión Europea tras el triunfo del Brexit en el Reino Unido.

Alemania fue la primera en congratularse de “una victoria para una Europa fuerte y unida”, en palabras del portavoz de la canciller Angela Merkel.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, se sumó a las felicitaciones por este voto a favor de un “futuro europeo”.

El ministro alemán de Relaciones Exteriores, Sigmar Gabriel, se congratuló el domingo por la noche por la victoria de Emmanuel Macron en las elecciones presidenciales, considerando que Francia seguía “en el corazón de Europa”.

“Francia ha estado, está y sigue en el centro y en el corazón de Europa” tras el éxito del candidato centrista frente a su rival ultraderechista del Frente Nacional, Marine Le Pen, publicó el responsable socialdemócrata en su cuenta de Twitter.

Por otra parte, el presidente del Parlamento Europeo (PE), Antonio Tajani, felicitó a Macron por su victoria en las elecciones presidenciales francesas. “Felicitaciones a Emmanuel Macron. Contamos con una Francia que contribuya a cambiar la Unión (Europea) para acercarla a los ciudadanos”, dijo Tajani en un mensaje en su cuenta de la red social Twitter.

La apuesta política de Macron fue un éxito, pero el siguiente paso, las legislativas del 11 y 18 de junio, son una incógnita.

El batacazo político de la derecha y de los socialistas en la primera vuelta y el paso de la extrema derecha a la segunda abre un interrogante: ¿será capaz Macron de conseguir una mayoría parlamentaria y evitar una cohabitación complicada pese a no disponer de maquinaria de partido?

El hombre que ha zarandeado la política con un nuevo movimiento fascina a propios y extraños. No sólo por su juventud, sino por estar casado con una mujer 24 años mayor que él: Brigitte, la futura primera dama rubia y esbelta que fue su profesora de teatro y estuvo omnipresente en la campaña.

Líderes mundiales de la talla de Merkel y del ex presidente estadounidense Barack Obama apoyaron su programa, centrado en la divisa: “una Francia abierta, confiada y conquistadora” en “una Europa protectora”.

Macron será el presidente más joven de la historia de Francia, por delante de Luis Napoleón Bonaparte, quien tenía 40 años cuando fue elegido en 1848, y uno de los más jóvenes del mundo.

Tiene cinco años por delante para dirigir un Estado con armas nucleares, miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y motor, junto con Alemania, de la UE, cuya zona euro quiere dotar con un presupuesto, un parlamento y un ministro de Finanzas propio.

El triunfo de este hombre con apariencia de niño bueno, formado en las escuelas de élite francesas, cierra una campaña electoral llena de sobresaltos en la que los embrollos judiciales eclipsaron durante tiempo los temas de fondo, acrecentando el hartazgo de una ciudadanía desengañada con los políticos.

La participación, que estaría entre el 74 % y el 75 %, es la más baja registrada en la segunda vuelta de unas elecciones presidenciales en Francia desde 1969, cuando obtuvo la victoria Georges Pompidou.

Servicios/el Nuevo Herald

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